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  • Foto del escritorJuan Antonio Chavarria

Impacto del Senderismo en las Comunidades Rurales de Costa Rica


Tras la pandemia del Covid-19, hemos observado cómo miles de personas en nuestro país se suman a diversas actividades de senderismo durante los fines de semana, ya sea en grupos, con amigos o de forma individual. Los costarricenses se han aventurado a explorar su tierra a pie. Esta tendencia nos ha llevado a descubrir numerosos pueblos que previamente se encontraban fuera del radar turístico tradicional del costarricense.



La perseverante búsqueda por parte de guías y coordinadores de senderos, impulsados por el deseo de descubrir nuevas cascadas, cimas desconocidas y destinos turísticos innovadores, ha catalizado la creación de una gran cantidad de microempresas en todo el país.

Un ejemplo destacado de este fenómeno es Bajos del Toro. Hace una década, acceder a sus cascadas implicaba atravesar campos de pastoreo o sortear montañas. Hoy en día, presenciar el desarrollo de senderos, la proliferación de restaurantes e incluso la creación de parques temáticos en la zona es un verdadero privilegio desde el punto de vista económico.


Un fenómeno que personalmente he tenido la oportunidad de experimentar es el Camino de Costa Rica. El senderismo ha tenido un impacto social y económico considerable, redistribuyendo de manera efectiva los ingresos del turismo. En cuestión de horas, el dinero fluye hacia los pueblos que se benefician de esta actividad, reduciendo significativamente el tiempo que tarda en llegar a los supermercados y otros servicios en comparación con una economía basada en ingresos mensuales.

Este es solo uno de los beneficios derivados de la práctica regular del senderismo. La comida en pequeñas sodas locales, el pago a los vaqueanos, la compra de snacks en las pulperías de la zona y todos los gastos relacionados con la actividad son un apoyo directo para miles de costarricenses que residen en las zonas rurales de nuestro país. Este apoyo contribuye a que cientos de jóvenes y familias puedan mantenerse en sus comunidades, evitando la necesidad de emigrar a la capital en busca de mayores oportunidades.


Cuando realizamos senderismo en las comunidades rurales, no solo disfrutamos de los impresionantes paisajes, ríos y playas, sino que también contribuimos a la construcción de un país más próspero y a la conservación de la naturaleza en cada rincón de Costa Rica. Quiero aprovechar esta oportunidad para felicitar de corazón a todos esos operadores de caminatas que se adentran en nuestros pueblos. Su esfuerzo no solo enriquece nuestras experiencias de senderismo, sino que también crea oportunidades para tantas familias locales que agradecen el ingreso adicional que les brindan durante los fines de semana. Su dedicación y contribución al bienestar de estas comunidades rurales merecen un sincero reconocimiento y aprecio. ¡Sigamos explorando juntos y construyendo un futuro mejor para todos!


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